ANFIBIOS

Anuro (arriba a la izquierda), Urodelo (abajo a la izquierda), Ápodo (abajo a la derecha) y fósil de un ancestro de los primeros tetrápodos donde se puede apreciar la estructura del quiridio en las extremidades

Estructura ósea del quiridio, intermedia en la formación entre las aletas de los peces y las patas con dedos de los tetrápodos

Los dipnoos o peces saltadores pulmonados parecen encontrarse en los eslabones de transición hacia los tetrápodos

El amplexo o fecundación externa en Anuros

Sapo partero muerto por la enfermedad fúngica quitridiomicosis por medio de la cual se interrumpe la actividad respiratoria cutánea

Metamorfosis en anfibios

Hace unos 360 millones de años, las aletas de los peces de aletas lobuladas evolucionaron y se transformaron en extremidades con dedos (segunda conquista del medio terrestre). Ésta estructura intermedia entre las aletas de los peces y las patas y dedos de los vertebrados terrestres recibe el nombre de quiridio. Aquél descendiente de los primeros tetrápodos podía salir del agua, lo que suponía una ventaja a la hora de evitar la competencia y la depredación acuática, así como a la de perseguir presas entre la densa vegetación de ribera. Aquellos tetrápodos evolucionaron en anfibios (ambas vidas), muchos de los cuales vivían tanto en hábitat acuático como terrestre a lo largo de su ciclo de vida.

Existen de 5000 a 6000 especies de anfibios, divididas en tres grupos con características específicas. Las salamandras y los tritones (Urodelos "con cola"), tienen una cola larga y dos pares de extremidades. Los cecílidos (Ápodos, "sin patas") son animales vermiformes sin patas, casi ciegos, que viven en hábitats tropicales.

En torno al 90% de los anfibios existentes se clasifican en el tercer grupo, el de las ranas y los sapos (Anuros, "sin cola"), que en estadio juvenil son acuáticos y de adultos se establecen en hábitats terrestres húmedos. Las hembras ponen los huevos en el agua, donde los espermatozoides del macho los fecunda externamente (amplexo). El renacuajo, la fase larvaria de la rana, tiene branquias para extraer el oxígeno del agua, una cola larga y un sistema de linea lateral, sistema sensorial que le permite detectar movimientos y cambios de presión en el agua. En su metamorfosis, el renacuajo desarrolla una extremidades traseras de gran potencia muscular, una cabeza con ojos grandes, un par de tímpanos externos y un sistema digestivo adaptado a una dieta carnívora; pierde la cola, el sistema de linea lateral y las branquias. El intercambio de gases respiratorios (oxígeno y dióxido de carbono) se produce a través de la piel por difusión, característica común a todos los anfibios. Además, parecen ser los primeros tetrápodos en desarrollar unos sacos aéreos que parecen cumplir una función pseudopulmonar, por lo que tienen que complementar esta respiración con la cutánea. Muchos anfibios experimentan metamorfosis, pero no todos.

Representan además un indicador de biodiversidad. Desde la década de 1980 se ha producido en todo el planeta una alarmante disminución del número de anfibios, disminución que incluso ha supuesto la extinción de algunas especies. Esto representa un gran riesgo para la biodiversidad global. Los anfibios se alimentan de algas y zooplancton, y son activos depredadores de insectos, lo cual reduce la amenaza de muchas enfermedades que de las que estos últimos son transmisores; además, a su vez, son fuente de alimento para otros vertebrados. No se han determinado las causas de la disminución, pero la destrucción o modificación de hábitats, la contaminación, y las infecciones fúngicas (quitridiomicosis) podrían tener mucho que ver. 

Una visualización del grado de desarrollo de los pulmones en anfibios, reptiles y mamíferos

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