HONGOS

Morfología unicelular de una levadura

Clasificación de los hongos

Levaduras y hongos

Las micorrizas, una gran unión debajo del suelo

Quién se ha parado a pensar sobre si los hongos tienen un gran impacto sobre nuestro entorno... pues sí, los hongos participan en el proceso de descomposición y reciclaje de la materia orgánica muerta. Entre los hongos no solo encontramos a los champiñones, senderuelas o la temida Amanita phalloides; también hay hongos que maduran el queso y levaduras que ayudan en la fermentación del pan, bebidas alcohólicas y productos químicos industriales. Además, los hongos son el origen de dos fármacos fundamentales en el campo farmacéutico: la penicilina y la ciclosporina, que evita el rechazo de los órganos trasplantados. Pero el 30% de las 100.000 especies de hongos son parásitas y patógenas y las plantas son su objetivo preferido: devastan cosechas de frutas y causan la roya del castaño americano, la enfermedad holandesa del olmo y el ergotismo, que en el año 944 provocó 40000 muertes en Francia así como alucinaciones a ciertas poblaciones. Los hongos también causan enfermedades cutáneas (pie de atleta), candidiasis e infecciones sistémicas que pueden poner en riesgo la vida.

Antiguamente existía una confusión entre los hongos y las plantas: crecen en el suelo, son sésiles (no se pueden mover) y tienen paredes celulares. Sin embargo, studios moleculares afirman que se encuentran más próximos a los animales, pues evolucionaron a partir de un antepasado unicelular acuático común hace unos 1400 millones de años. El fósil más antiguo de un hongo terrestre data de hace unos 460 millones de años.

A excepción de los unicelulares, como las levaduras, los hongos están formados por hifas (finísimos filamentos tubulares), rodeadas por paredes celulares compuestas de quitina (como los exqueletos externos de los insectos), y no de celulosa como las plantas. Las puntas de las fijas de ramifican y forman el micelio (talo entretejido), que se extiende por encima del suelo y produce cuerpos fructíferos que contienen esporas con una función reproductiva. A diferencia de los animales, que ingieren su alimento, y de las plantas que lo fabrican, los hongos obtienen sus nutrientes de diferentes formas: como heterótrofos, absorben nutrientes del entorno; como saprófitos, secretan enzimas que descomponen grandes moléculas orgánicas de células vivas y muertas (troncos caídos, cadáveres de animales...) en pequeñas moléculas que pueden absorber; y como parásitos, secretando otras enzimas que penetran las paredes celulares de otros organismos y absorben nutrientes para sus propias células.

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